1 Corintios 15 - Nueva Reina Valera 1990 (Adventista)

Libro de 1 Corintios
Capitulos:

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1 - Además, os recuerdo hermanos, el evangelio que os prediqué, que también recibisteis, y en el cual perseveráis firmes.

2 - Por este evangelio sois salvos, si retenéis firmes la palabra que os he predicado. Si no, creísteis en vano.*

3 - Porque primero os trasmití lo que yo mismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

4 - que fue sepultado, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

5 - que apareció a Cefas, y después a los doce.*

6 - Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales la mayoría vive aún, y otros duermen.

7 - Después apareció a Santiago, y más tarde a todos los apóstoles,

8 - Y al último de todos, como a un nacido a destiempo, me apareció a mí.

9 - Porque yo soy el menor de los apóstoles, indigno de ser llamado apóstol, porque perseguía la iglesia de Dios.

10 - Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido en vano conmigo. Antes trabajé más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.

11 - Porque, sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.*

12 - Y si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

13 - Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

14 - Y si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, y vuestra fe también es vana.

15 - Y aun nosotros seríamos falsos testigos de Dios, ya que afirmamos que él resucitó a Cristo; a quien no resucitó, si fuera verdad que los muertos no resucitan.

16 - Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

17 - Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana, y aún estáis en vuestros pecados.

18 - Entonces también los que durmieron en Cristo están perdidos.*

19 - Si sólo para esta vida esperamos en Cristo, somos los más desdichados de todos los hombres.

20 - Pero lo cierto es que Cristo resucitó de los muertos, y fue hecho primicia de los que durmieron.

21 - Porque así como la muerte vino por un hombre, también por un Hombre vino la resurrección de los muertos.

22 - Porque así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos serán vueltos a la vida.

23 - Pero cada uno en su orden: Cristo la primicia, después los que son de Cristo, en su venida.

24 - Entonces vendrá el fin, y Cristo entregará el reino a Dios y Padre, cuando haya quitado todo dominio, toda autoridad y potencia.

25 - Porque él debe reinar hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies.*

26 - Y el último enemigo que será destruido es la muerte.

27 - Porque Dios "sometió todas las cosas bajo sus pies". Al decir: Sometió "todas las cosas" a él, claro está, excepto Aquel que sujetó todas las cosas a él.

28 - Cuando todas las cosas le sean sujetas, entonces también el mismo Hijo se sujetará al que sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos.*

29 - De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué se bautizan por los muertos?

30 - Y nosotros mismos, ¿por qué nos exponemos al peligro a toda hora?

31 - Por el orgullo que siento por vosotros en Cristo Jesús Señor nuestro, cada día me expongo a la muerte.

32 - Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, "comamos y bebamos, que mañana moriremos".*

33 - No erréis, las malas compañías corrompen las buenas costumbres.

34 - Despertad como conviene, y dejad de pecar; porque algunos no conocen a Dios. Para vuestra vergüenza lo digo.*

35 - Pero alguno preguntará: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?

36 - ¡Necio! Lo que tú siembras, si no muere no vuelve a la vida.

37 - Y al sembrar, no siembras el cuerpo que ha de brotar, sino un simple grano, sea de trigo u otro grano.

38 - Pero Dios le da el cuerpo como él quiso, a cada semilla su propio cuerpo.

39 - No toda carne es la misma carne. Una carne es la de los hombres, otra la de los animales, otra la de los peces, y otra la de las aves.

40 - Y hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales. Y uno es el esplendor de los celestiales, y otro de los terrenales.

41 - Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, y otro el de las estrellas. Y cada estrella difiere de la otra en resplandor.

42 - Así es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se resucita en incorrupción.*

43 - Se siembra en deshonra, se resucita en gloria. Se siembra en debilidad, se resucita en poder.*

44 - Se siembra un cuerpo animal, resucitará un cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y cuerpo espiritual.

45 - Así está escrito: "El primer Adán fue hecho un ser viviente". El postrer Adán, un espíritu vivificante.*

46 - Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; después lo espiritual.

47 - El primer hombre es de la tierra, terrenal. El segundo hombre, es el Señor, es del cielo.

48 - Como el terrenal, así son los terrenales; y como el celestial, así son los celestiales.

49 - Y así como hemos llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del celestial.*

50 - Sin embargo, os digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.*

51 - Os voy a decir un misterio. No todos dormiremos, pero todos seremos transformados.*

52 - En un instante, en un abrir de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta y los muertos serán resultados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

53 - Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.*

54 - Y cuando esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "Sorbida es la muerte con victoria".*

55 - "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?"

56 - Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley.

57 - Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.*

58 - Así, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, abundando en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.